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EL PALOMAR DE CRÍA, EL GRAN OLVIDADO

            Hace unos días, posiblemente extraviado al ser perseguido por un ave de presa llego hasta mi palomar un pichón tardío.
Yo, que en esos momentos tenía a mis pichones realizando el vuelo diario nada mas observar a esta paloma en vuelo supe que no pertenecía a mi plantel de viajeros. Pues en su silueta y forma de volar existían algunas características que no me casaban con lo que observo normalmente.
            Una vez el bando finalizó su entrenamiento, tras lo cual entran en su departamento a recibir su bien ganado premio de comida y agua fresca, este pichón se dejo caer encima del spukny, y  motivado con uno granos de maíz, entró en el palomar. En este momento, y sin darle tiempo a más, lo cogí para examinarlo y aislarlo de mi colonia como hago siempre que aparece por los alrededores del palomar una paloma extraviada.
            Fue en ese momento cuando pensé: “que perdida de tiempo”; y es que el colombófilo que  lo había criado no sólo había perdido el tiempo, sino también el dinero, pues aquel escuálido, raquítico y sucio pichón, lleno de parásitos externos en la pluma y que solo sabe Dios los parásitos, virus y bacterias que tendría en su organismo, nunca podría dar una alegría en las competiciones, pues si a las palomas bien construidas y perfectamente criadas les cuesta imponerse a las demás participantes, que podría hacer este pobre animal, que con llegar vivo al día siguiente ya tenía bastante.
            Y es que muchos olvidan que una de las bases fundamentales para el éxito en la cría no es la cantidad, si no la calidad de los pichones que constituirán en un futuro nuestro equipo de viajeros y a los que debemos situar en la mejor posición de salida ya desde sus primeros momentos de vida, incluso diría más, desde el momento en que juntamos a los reproductores, pues podríamos decir que, el proceso que va desde que un huevo es fecundado hasta que el ave resultante logran un buen premio deportivo es como una cadena en la que si se rompe un eslabón, todos los demás se van al suelo y en numerosas ocasiones la cadena “ya sale defectuosa y débil de fábrica”.
            Así pues, si se desea disfrutar compitiendo en carreras de palomas mensajeras y tener posibilidades de ganar todos los años algunos bonitos premios, es condición indispensable el criar buenos y sanos pichones y dedicar tiempo al palomar de la reproducción, el gran olvidado de todos los departamentos que componen nuestra instalación colombófila.
            Esto que parece tan básico, pero tan complejo al mismo tiempo se podría sintetizar en los siguientes puntos:
1º) Un cuadro reproductor seleccionado y contratado.
2º) Unas parejas que gocen de plena salud antes y después de los acoplamientos; para lo cual es suficiente con realizar en los meses previos al emparejamiento un tratamiento preventivo básico contra las  enfermedades las comunes de nuestras palomas, es decir, lombrices en primer lugar, luego trataremos contra coccidios y tricomonas, para finalmente poner a los reproductores todas las vacunas actualmente existentes en el mercado.
            Con estas actuaciones, una higiene lo más rigurosa que nos permitan nuestras obligaciones laborales y una aportación semanal de algún complejo poli-vitamínico, debe ser suficiente para no sufrir problemas con la cría.
            Pero si se quiere aportar más posibilidades de éxito a nuestro futuros atletas, debemos de  comenzar a trabajar con ellos prácticamente desde el momento en que son anillados, pues cuando cogemos al pichón para ponerle la correspondiente anilla de nido, mi forma de actuar, la cual me ha dado excelente resultados desde que comencé en colombofilia es la de dar al anillar ½  pastilla de Spartris, ½ pastilla de calcio y unas gotas de aceite de hígado de bacalao por pichón, repitiendo la dosis al destetar a los pichones.
            En un palomar de cría que quiera obtener buenos resultados nunca deberían faltar a disposición de los reproductores en él alojados al menos dos o tres tipos diferentes de grit, así como vitamineral, algas marinas (grit que aportan gran cantidad de calcio) y barros o arcillas, las cuales a ser posible deben ser de una casa comercial contrastada, pues conozco casos de algunos colombófilos que por realizar sus propias mezclas en este sentido han envenenado a sus mejores palomas,
            Y por supuesto, no descuidar el cuidado de los pichones una vez son separados de con sus padres, hasta que se integran plenamente en le equipo de viajeros, pues en este periodo crítico en la vida de todo animal, necesita desarrollarse de formar plena física y psíquicamente, por lo que necesita un periódico aporte de vitaminas y minerales y una alimentación adecuada en la que se cubran las necesidades del animal sin producirle problemas de obesidad.

     César González                                                                                



         
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