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SUPER-PICHÓNES

Es época de cría y en todos los palomares se han constituido las parejas reproductoras de cara a sacar los pichones con los que se competirá en próximas campañas colombófilas.
Todo colombófilo que se precie intenta juntar lo mejor con lo mejor para obtener un aceptable número de ejemplares de buena calidad que le reporten la mayor cantidad de satisfacciones posibles en un futuro más o menos cercano.
Pero para conseguirlo, para sacar un buen puñado de animales valiosos, para criar algún súper-pichón, capaz de regresar en cabeza y obtener premios en las distintas categorías en las que compita, el juntar bueno con bueno sólo es un eslabón más de una larga cadena de acontecimientos que debemos construir y trabajar sin descanso antes de obtener el resultado deseado.
Necesitamos efectivamente juntan un buen macho con una buena hembra, pero estos a su vez deben gozar de excelente salud y de todo el mimo que les seamos capaces de proporcionar y que básicamente está formado por un palomar confortable para la paloma, en el que sin superpoblación ni estrés sea capaz de encontrarse a gusto, palomar que no tendrá corrientes de aire y al mismo tiempo está bien ventilado. Palomar en el que la paloma contara con espacio para criar, para descansar, para tomar baños de agua y de sol, y palomar en el que encontrara todo aquello que contribuirá a su bienestar y que no es otra cosa que agua fresca, comida equilibrada, grit, vitamineral y un largo etcétera con el que los colombófilos solemos obsequiar y a veces torturar a nuestras palomas, como los numerosos preparados industriales para mil y un aportes a la paloma, la mayor parte de ellos innecesarios y que aparte de vaciar el bolsillo poco más hacen por el colombófilo y sus palomas.
Una vez que ya tenemos a nuestros mejores reproductores en un palomar ideal y con unos cuidados “fetén”, seguiremos construyendo la cadena del éxito y el siguiente eslabón lo constituye el crecimiento del pichón. Pero bueno señores, ¿quién fue la mente preclara que pensó que sacando pichones en época de pleno invierno, con bajas temperaturas y pocas horas de luz obtendría las mejores mensajeras para las pruebas de gran fondo?, supongo que el mismo que luego todos los años quiere cambiar el plan de viajes porque dice que los puntos de suelta son malos, que las palomas se cruzan con los bandos portugueses, que el convoyer no cuida a los animales en las jaulas y que el camionero corre mucho. El que ve la paja en ojo ajeno antes que la viga en el propio.
Siguiendo con la construcción de la cadena metafórica que dará lugar a un súper-pichón y tras dejar claro que temperatura e iluminación son necesarias para forjar el metal, quiero hablar ahora de los ingredientes con los que construir nuestro futuro campeón. Una alimentación equilibrada, compuesta por hidratos de carbono, grasa y sobre todo proteínas le va a ayudar a formar una buena musculatura, osamenta y plumaje, herramientas que guiadas por un cerebro portentoso heredado de sus padres le ayudaran en su regreso a casa, a su añorado palomar.
Y bien amigo lector, siguiendo con este artículo y recordándote que en él se expresan sólo mis opiniones particulares, no un dogma de fe, ahora toca hablar de lo que queremos lograr de esos súper-pichones que hemos intentado y en ocasiones conseguido criar. Una vez más es responsabilidad nuestra y no de nadie más que nuestros pupilos alados continúen en la buena dirección y los eslabones de la cadena sigan sin debilidades; por lo que pasaremos a su educación como futuras palomas mensajeras de competición.
Si bien la paloma nace con su innato deseo de regresar a casa, con su innata querencia al palomar  y un más o menos desarrollado sentido de orientación, todo eso no sirve de nada si nosotros le exigimos más de lo que puede dar en cada momento.
En esto como en todo en colombofilia hay que guiarse por el sentido común, que suele ser el menos común de los sentidos.
¿Para qué arriesgar ese bando de pichones que tanto esfuerzo, tiempo y dinero nos ha costado criar en entrenamientos largos, con días de mal tiempo o a horas intempestivas? Pensar siempre que algo puede salir mal, y que si entrenamos arriesgando por el tiempo meteorológico, la excesiva distancia o las insuficientes horas de luz para regresar a casa, si algo sale mal, perderemos un puñado de pichones que en otras condiciones regresarían sin problemas y que ya nunca más nos darán prueba de su valía, pues si los criamos es porque creíamos que la tenían, en caso contrario mejor no criarlos.
En resumen señores, mejor poco y bueno que mucho y malo, y recordar siempre que no cuentan las que encestamos, sino las que regresas, y no olvidar nunca que los pedigrís son sólo papel y no sólo no vuelan, sino que además lo admiten todo.



César González